Porque todo se vale

Nunca esta de mas decirles que cualquier sugerencia sera muy bien recibida. No solo en cuanto a las entradas que ya estan, sino a las que quisieran que esten. Cualquier tema que les parezca interesante o digno de mencionar por favor sugieranlo y seria un honor poder aportar algo al respecto!!

martes, 8 de octubre de 2013

¿En este book aceptan tarjeta?



Tengo una propuesta. Quiero hacer una comparación entre las relaciones afectivas/romanticas y las apuestas. Mis años de experiencia en el negocio hacen que se me haga más fácil entender el asunto de empezar, terminar, comer caquita, ilusionarse, arriesgarse, resignarse e incluso negarse a una relación.
Si de exprimir se trata, no hay negocio más ágil que el de las apuestas. Si no sabes jugar, te revientan; y si sí, también sólo que con menos frecuencia. Al rato por eso la única manera de salir menos perjudicado que el resto es trabajar para él y así conocer los detalles más intricados de la industria y poder bailarse al sistema.
Existen muchos tipos de líneas y jugadas diferentes, unas muy sencillas y otras más exóticas y arriesgadas, pero lo importante es escoger el pick correcto y aquí empieza lo bonito. Me parece que las personas (como todo cliente primerizo) tendemos a querer siempre apostarle a nuestro equipo favorito porque qué chiva, porque que es tradición, porque qué hermosa me veo con la camiseta de ese color…y nunca en la jodida vida se nos ocurre analizar las estadísticas del equipo. Si bien el historial de rendimiento no determina directamente el desempeño del partido que viene, sí se encarga definitivamente de explicar el porqué mi equipo favorito es un chiste y está en la posición que está. ¿Qué pasa? Nos da pavor postergar “el amor”, no aterroriza la idea de que si no apostamos YA MISMO podríamos no ganarnos una fortuna, y entonces…tome! Quedamos en bancarrota y con una lesión tan impresionante en el bolsillo que juramos en la vida volver apostar. ¿Me van siguiendo?
¿Qué representa este “equipo favorito”? estamos hablando del nivel ridículo de expectativas que tenemos con respecto a nuestra media naranja (o gajo de mandarían para los que se leen el blog). Tenemos listas interminables con las características físicas, intelectuales y emocionales que hacen a esa persona LA persona. Entonces conocemos a alguien nuevo e inmediatamente le buscamos esas características; no necesariamente todas, pero un 98% estaría bien…por lo menos YO me sentiría muy bien y le seguiría apostando siempre y cuando las mantenga, ¿verdad? Nos mandamos con los tacos de frente, quebramos el chanchito…y tome otra vez!
¿Será que nunca se nos ocurre apostarle al “underdog” porque no sabríamos que números hacerle a semejante zona de incomodidad. Y si no nos arriesgamos a meterle una apuesta sencilla, mucho menos una exótica. La realidad es que apostarle al underdog no debería interpretarse como una apuesta mediocre ni conformista. No estamos hablando de apostarle a lo que sea, sino todo lo contrario. Hay que estudiar el pick, analizar las jugadas, las estadísticas y tomar en cuenta uno de los factores más importantes cuando apostamos: la casa, que para términos de este blog, vendría a representar al pisuicas o al simple hecho de que los clientes no tienen, en lo absoluto, control sobre las líneas. Lo que significa que siempre hay un factor de riesgo que nosotros ni siquiera concebimos. Por eso es tan esencial eso se “postergar”a veces.
De las pocas veces que he apostado en la vida, un par de ellas terminé en quiebra ya (por una combinación de falta de malicia más un empujoncito de la casa) y aun así lo considero un número decente. ¿Qué hace falta, ya sea para hacer apuestas menos riesgosas o para que el golpe a la economía sea más llevadero? Creo que este tema me salió más complejo de lo que esperaba. ¿Hacemos segunda parte? :)

sábado, 21 de septiembre de 2013

Si yo fuera más viva…



“Si yo fuera mujer, sería UN zorrón”
“Si fuera mujer, andaría vestida como un prostituta”
“Mae si no fuera una vieja, le andaría poniendo la cookie en la cara al primero que se me atraviese”
“Si yo fuera una guila, me dirían el “Power Rangersh”...llevándome sólo monstruos entre las patas”
“Si yo fuera mujer, ni loca tendría novio…fijo conseguiría culos facilísimo”   

Éstos son sólo algunos ejemplos de montones de barbaridades que he escuchado a muchos hombres mencionar sobre lo que harían si fueran una mujer. NO LOS SOPORTO y les deseo 3 días de diarrea, gracias. 

Resulta y sucede que el gusanillo de la doble moral nos anda caminando por todo lado. Y el género no es una excepción. No nos basta con una moral ética, religiosa, moral, etc. (lista infinita) de dudosa procedencia, sino que la extendemos al maravilloso mundo del género. 

¿Qué significa un comentario de estos? Hagamos un desglose bien generoso:

1) Significa que estamos materializa-deshumanizando-despersonalizando a la mujer al asumir que no es más que un culo andante cuya fuerza y poder se deben solamente a su sexualidad y que lo que tiene a su favor (versus el hombre) es el factor “sexo”. Claro, porque en ningún otro ámbito de la vida son tan evidentes nuestras ventajas como en el amor…

2) Significa que ser una mujer desprendida, no muy amiga del compromiso y las formalidades, de una conducta sexual “liberal” y sin intención alguna de disculparse por ello (un zorrón) sería una condición especial para una mujer solamente porque el hombre no necesita un adjetivo que describa este tipo de comportamiento. En todo caso, sería lo “normal” o lo esperado en muchos de los casos y no necesitaría una definición. Es como querer ponerle un adjetivo más a las manzanas por ser…muy manzanas, ¿verdad? ¿Cuántas veces escuchamos a una mujer decir “Si yo fuera hombre, sería un sobrado culo caliente detrás de todas las titas”? Sí pasa, pero no tan a menudo ni con la misma connotación porque en la mujer sería usar el sexo a su favor y en el hombre sería usar el sexo de la mujer a su favor, muchas gracias.     

3) Significa, ya en términos más generales, que ser un “zorrón” continua siendo un tabú. Independientemente de si está bien o mal (cada quien sabe a qué huelen sus pedos y porqué), es algo que solamente nos atreveríamos a ser o hacer si fuéramos otra persona. No debería ser tan grave y me parece solo cuestión de no irse a los extremos y dejar la hipocresía.

Si yo fuera hombre, viviría y dejaría vivir y dejaría de tratar de reforzar contrastes donde no me los están pidiendo, dejaría de cargar mis palabras de un género tan pesado y excluyente. Y si no fuera Mela, sino otra mujer, TAMBIEN.     

domingo, 8 de septiembre de 2013

Antes muerta que haciendo el 69 suspendida en el aire



Buenas noches, licenciados y licenciadas. El blog a continuación es en respuesta a una petición: “INteresante lo que escribís....la vanidad termina teniendo los limites personales que traspasa los de otros y provoca que a algunos se le cierre es esfínter. Me gustaría leer tu opinión respecto a los fetiches (desde los aceptados hasta los más oscuros-escondidos-"prohibidos") y como juega la vanidad en esto...¿cómo juega la vanidad en el sexo? ¿Cómo se desarrolla ese juego teatral cuando estamos en la fiesta más carnal en la cama? ¿Cuáles son los límites del sexo? ¿Se vale el sexo "loco" con sus peticiones más extrañas, o la vanidad nos gana y nos quedamos con el sexo bueno y cristiano pudoroso? ¡Gracias por tan entretenida lectura!” ME ENCANTA!
¿Cómo carajos no nos habíamos preguntado esto y cómo es que funciona? ¿No me pongo shorts ni enaguas porque creo que tengo las piernas gordas pero no tengo ningún problema con que me agarren de llavero, me monten más que al Chirriche y me hagan el toque del Circo del Sol sin manos? ¿No salgo de mi casa sin maquillaje pero no me importa parecer un payaso cuando me sudan hasta las uñas en media revolcada y me queda el rímel de bigote? Eso es en cuanto a la vanidad física, ¿pero que pasa con la vanidad moral? Soy una persona muy decente. Voy al brete, tomo café donde mi abuelita, le llevo un popi a mi sobrino, le regalo una teja al mafufo del barrio y cuando llego a la casa me pongo un bozal y me guindo del techo para que me den con un dildo de 8x3… ¿verdad?  ¿O es que mantengo los mismos niveles de “normalidad” en la privacidad de mi hogar también? Soy una matona en la calle, no dejo que nadie me hable golpeado, defiendo lo que es mío y me hago escuchar, pero me encanta que mi esposo se vista mujer policía, me amarre, me clave los tacones en la cara y me dé latigazos hasta sangrar.
¿Qué tan flexible es la cosa? Entendemos que los límites de la vanidad son personales y sólo la misma persona puede definirlos y redefinirlos a medida que vive sus buenas y malas experiencias y sólo de esta manera que logra desenvolverse en sociedad de una manera relativamente aceptable. ¿Será que hacemos lo mismo con nuestros fetiches? Los modificamos de manera que encajen con nuestras limitaciones personales. Así logramos encontrar un balance que nos permita no salirnos de la zona de confort al mismo tiempo que nos damos nuestros gustitos más “locos”.
Se me ocurre una lista de factores de peso que pueden determinar este balance, son bateos basados en conversaciones que he tenido últimamente sobre este tema:
-La persona con la que quiero satisfacer esos fetiches. Por ejemplo, si tengo complejos de gordura y resulta que la persona con la que estoy saliendo es un tanque, es muy probable que me importe menos tener que modelarle trajes de cuero. Si esa persona fuera preparador físico, ojala campeón de triatlón o una vara así, “apagando luces papillo!”  
-La relación que tenga con esa persona. Aquí he notado un comportamiento interesante. Si es una persona de mucha confianza (una pareja estable, por ejemplo) o una persona que venís conociendo en un bar y decidiste decir “fuck it, voy ahí!”, es muy probable que el nivel de inhibición sea realmente bajo. En el primer caso, por cuestiones de confianza. En el segundo, porque resulta que ESA adrenalina de “qué putas estoy haciendo y usted quién es y mañana ni me busque porque no existo” hace que te pases las preocupaciones por el nies y hagas un perfecto desastre que para mañana nunca pasó.  Ya si hablamos de una persona que al rato conociste en el cumple de la prima de la mejor amiga y llevan un par de semanas hablando y saliendo y ya conociste al perrito pero no a la mamá, estás en una zona intermedia peligrosa y no podes hacer loco, ¿me explico?
 -El nivel de comunicación. No importa que tan fuerte sea el nivel de vanidad y/o los complejos o que tan locos los fetiches que nos gusten. No podría haber nada más incomodo que una sorpresa. “ ¡Ah! Me gusta disfrazarme de ardilla gigante de peluche, ¿no te había contado?” “Mira, mientras nos hacemos cositas ocupo ir al baño a retocarme el maquillaje cada 20 minutos por si me sudo. Es súper rápido!” jajajajajaja whatttt! Anda lávate la cara con aguita de la Basílica! El punto es que sin importar cuales sean nuestras limitaciones, gustos o disgustos, es esencial que los comuniquemos. Al rato y nos sale un loco a una loca compatible y no tendríamos nada de qué preocuparnos.       
Este es un tema suuuuper amplio y quisiera hacer una segunda parte porque estoy segura de que me faltan puntos que desarrollar. Si me pueden mandar sus comentarios y sugerencias, se los agradecería montones  ;)

viernes, 16 de agosto de 2013

Confesiones de tía Meme: Ver pelos es cosa de todos



Seguimos con las confesiones. Varias personas que me conocen saben que soy “book reviewer”. Mi trabajo consiste, a grandes rasgos, en revisar libros y publicarlos para lectores electrónicos. Es un brete soñado para una sapa como yo. Lo que pocas personas saben es que un gran porcentaje de los libros que revisamos es de contenido adulto…cha cha cha chaaaaaaaaaaaaaaaaan. También conocido como “El Pelos Team”, mi equipo de trabajo es una hermosa combinación de personas socialmente inadaptadas, con una barra de la moral y/o la libido realmente alta, con un estomago de acero y una fuerza creativa impresionante. A algunos (nuestros expertos) les toca toda el día; a otros (como a mí) medio día; y a otros afortunados, en teoría, no les toca pero gustosamente los empapamos de conocimiento. Así que no importa cuál sea tu puesto en el equipo, por lo menos una vez al día te toca ver pelos.

Aquí viene la parte interesante. Cuando le hablo a alguna persona sobre mi trabajo, una de las preguntas más comunes es “¿Y los maes qué? ¡Fijo se vuelven locos y salen malísimos de la oficina!”…Claro, porque a LAS maes no les afecta, ¿verdad? A mí me dan ganas de decirles (insertar tono de mamá condescendiente dos segundos antes de acomodarle los dientes al hijo de una solo manazo) “aaaay papito… ¿le cuesta o se hace?” Ni hablar cuando una mujer me pregunta lo mismo. “Diay mamita, ¿es una barbie usted que no tiene culito ni galletica?” Que difícil en estos tiempos “modernos” tener que aceptar que todavía se tenga la creencia de que las mujeres no sentimos, nos se nos derriten los helados, no nos pica el “frijolillo” (diría un compa), no pensamos en sexo, no nos gusta el sexo, y en este caso particular, que no tenemos una reacción física y sicológica ante la literatura y fotografía erótica. Y peor aún es que me pregunten si no salgo asqueada, que cómo hago para manejarlo y que si no me baja la libido…jajaja ¡Cosa más linda! Asco me da Justo Orozco. Hasta que dan ganas de atragantarse con un mamón chino y no pedir ayuda con tal de no escuchar más estas cosas.

He logrado identificar 3 etapas en cuanto a la libido. Con los primeros libros, yo me quería pegar un tiro y deseaba ser Wolverine para poder regenerar el estomago. Hasta me costaba un poco dormir porque hay imágenes  y textos que nada más NUNCA se van borrar de mi memoria. Ya pasando esa etapa, empieza la curiosidad. Entonces uno dice “aaaah carajo, que bonito eso”, “mira que divertido se ve aquello”, “puuuta eso servía para tal cosa también”, “aaaah la puta, eso cabe ahí”, “aaaay mae, ¿eso es legal?” Claro, ya cuando se le agarra el gusto toca cruzar las piernitas para leer en paz y tomarse un vasito con agua para no llevarse algo entre las patas y poder terminar la jornada laborar sin un warning de recursos humanos por acoso sexual intra-laboral; no sólo porque uno se siente más… creativo, sino porque la barrera del asco y la moral ya es casi nula y se vuelve muy natural hablar de esas cosas, compartir imágenes y hasta llevar a cabo debates calientes. Lo cual es la transición a la tercera etapa en la que estoy ahora. Nada me sorprende. Nada me da asco. Almuerzo riquísimos todos los días porque no hay salsa fettuccine que me intimide. Y hasta tengo el descaro de agarrar a mi sobrina a besos con la misma boca que le pregunto a uno de los reviewers expertos si ya logra masturbarse con éxito (tiene una muñeca mala, curiosamente). Un tentáculo más, un dildo menos…todavía se me caen la revistas y hoy duermo como un bebe después del cofalito.

Lo importante aquí, además que ahora mi mamá sabe lo que hago (madre te amo y sigo siendo tu favorita) es resaltar el hecho de que ver pelos SI nos llega a todos. A algunos más las imágenes, a otras más los textos, a algunos con sólo respirar, pero el género NO tiene nada que ver, gracias.            

domingo, 11 de agosto de 2013

Confesiones de tia Meme: Por arriba o por abajo, como nos comemos la Chiqui?



¿Cómo funciona la vanidad para uds? Yo pensé que era algo sencillo: nos importa de sobremanera proyectar una imagen específica para que nos juzguen menos de lo normal. El diccionario me da 2 definiciones interesantes: 1) Arrogancia, envanecimiento y deseo de ser admirado por el alto concepto de los propios méritos, y 2) Ilusión o vana fantasía (wordreference.com).
Resulta que hace poco vi algo que me dejo callada. Eran las 8:45 de la mañana en las paradas de la sede de Derecho de la UCR. A esa hora pasan todos los buses que se puedan imaginar, Barrio Escalante, Calle Blancos, la Peri, Sabanilla, y todos los buses de la U que llegan a dejar estudiantes 10 minutos antes de cada hora. Aparte, habíamos unas 5 personas en la parada esperando. Se baja del bus una muchacha de unos 30 años, rellenita, entaconada, maquilladísima, recién aplanchada, full accesorios y un iphone. Se sienta en la parada y pone sus cosas en el asiento de la par. Entonces saca de su cosmetiquera unas pinzas para cejas y procede, uno por uno, a arrancarse pelitos de la barbilla…Y a mí se me cerró el esfínter.
Repito, ¿cómo funciona la vanidad? Yo tenía entendido que existe todo un ritual, tanto para hombres como para mujeres, que se lleva a cabo en la privacidad del hogar, ya sea en la noche o en la mañana antes de salir: escogemos el atuendo que nos queda mejor ese día y nos “arreglamos.”. Arreglarse puede ser complicado, especialmente si sos mujer y te da por maquillarte, ponerte cremas, depilarte la cara y el cuerpo. Y la mecánica general implica pasar por ese ritual en privado porque hacerlo en público sería un poco… contraproducente, ¿no? Si nos apegamos a la segunda definición de arriba, el propósito es crear una “ilusión o vana fantasía” en la que naaaadie tiene pelos en ningún lado, ni problemas de acné, ni ojeras, ni frente ancha, ni nariz grande, ni caderas anchas, ni cuello corto, ni cejas de atol, ni pelo arrepentido, ni uñas sucias, ni boobies pequeñas ni caídas ni asimétricas, ni NADA. Y esto sólo me genera más preguntas.  ¿Sera que la vanidad tiene un público meta especifico? “No me importa lo que piensen las 200 personas que pasaron por la parada pero dios libre los 20 maes de la oficina me vean un pelo en la barbilla. ¿Sera que no importan los medios, sino el resultado? ¿Puedo ponerme un push-up bra por encima de la blusa? Nada debería importar porque la idea es que se me vean las boobies levantadas y grandes. El nivel de admiración y/o prejuicio debería ser el mismo, ¿verdad? Me voy a ver igual de rica, ¿verdad? Al rato no hay que ser tan extremistas, pero entonces ¿donde tiene la Chiqui el chocolate, por arriba o por abajo? No es tan grave que me saque las cejas o que me maquille en la parada pero si me arranco pelos de la barbilla se le cierra el esfínter a una vieja loca que escribe blogs? Si ésta Chiqui no la ves, tampoco la entendes.