Porque todo se vale

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sábado, 10 de agosto de 2013

Confesiones de tía Meme: Hoy me quito la ropa despacio



Porque son tantas las mujeres que he escuchado decir que no pueden estar más de 5 segundos chingas frente al espejo (yo me incluyo), que prefieren volver a ver al piso mientras se quitan la ropa para bañarse, que se esperan a que se desocupen los vestidores para cambiarse sin que las vean, que se meten al mar con una camiseta encima del vestido de baño, que jamás se atreverían a correr chingas por la sala de su casa, y que se acuestan a dormir odiando su cuerpo y anticipando la ropa del día siguiente que mejor disimulará sus imperfecciones; por todas ellas, hoy me quito la ropa despacio…
Empiezo con lo más fácil, la parte de arriba. Tengo un hombro más bajo que el otro por los problemas de mi espalda y 3 gorditos en el estomago. Uno debajo de las boobies, otro encima del ombligo, y el último debajo del ombligo. Los odie toda mi vida porque a nosotros la grandotas (altas y piernudas) la sociedad nos ensena que grandotas es igual a gordotas. Entonces no importa si en algún momento estuve delgada, siempre me sentí como una danta. A eso le agregamos el hecho de que una cicatriz de 15 centímetros a la par del ombligo solo empeoraba las cosas y me quitaba coraje. Hoy me quito la ropa despacio y entiendo que mis llantitas son normales, que todo el mundo las tiene y que podrían ser peor, podrían ser una panza de birra irreversible.
 Voy con la parte inferior, tengo los pies (y las manos) relativamente pequeños (en comparación con el resto de mis proporciones) y parecen burritos de Taco Bell. Tengo las piernas gigantescas, “carnositas” dicen por ahí. Ahorita están más parejas por la natación, pero antes tenía muy poca pantorrilla y muslos que median lo mismo que la cintura de una Miss Costa Rica (yo sabía que compartíamos medidas). Ahora están más duritas y tengo pantorrillas más fuertes. Están un poco torcidas porque no hay plantillas ni zapatos ortopédicos tan milagrosos.  Y de todas maneras es difícil porque a una le meten en la cabeza la idea de querer tener piernas perfectas, parejas, sin celulitis y súper humectadas. Entonces me giro para verlas por detrás, activo la modalidad “lupa” de mis ojos y trato de detectar y contabilizar hasta el más mínimo camanance. Hago que camino; hago que corro para ver que tan flojas se me ven mientras las uso. Si me siento como la gelatina gigante de “Monsters vs Aliens”, no me pongo short ese día. Pero hoy me quito la ropa despacio y aprecio cada centímetro de pierna. Acepto su color, textura y contextura. Veo el arco que se me forma de las rodillas para abajo, las cicatrices por tantas caídas y una mancha blanca de nacimiento, y todo me parece perfecto.
El trasero merece un párrafo aparte. No tengo palabras para describir la forma de mi trasero. No sabría. A veces me parece que tiene un tamaño agradable, para venir de una familia indiscutible de tablas; y a veces siento que no sé donde terminan las piernas y donde comienzan las nalgas porque JURO que no le veo forma.  Me pregunto porqué carajos me tiene que importar esto y luego entiendo que es porque me lo vienen recordando desde que tengo conciencia, porque hay que tener nalgas bonitas, firmes y redondas, porque el cuerpo se te ve “deforme” si no tenes culo. Me gustan esas arruguitas que se ven donde termina la nalga, pero nunca sé si en realidad las tengo o si sólo me lo imagino porque nunca, sino hasta hoy, me quito la ropa despacio.
Me siento frente al espejo y no importa cómo me acomode. Soy grandota. Tengo gorditos, piernas carnositas y pesadas, y un trasero cuya forma está aún por definir, pero son gorditos que conforman mis líneas y mis curvas y me hacen mujer, piernotas que me llevan a donde quiera por agua y por tierra, y un trasero que nunca ha recibido quejas. Hoy me quité la ropa muy despacio, y amo y agradezco lo que veo; mañana lo intento otra vez.   

2 comentarios:

  1. No sólo las mujeres pasan por eso corazón...

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  2. Concuerdo con el comentario de Marco! no es solamente un dilema femenino, la sociedad anda haciendo estragos sin miramientos de género.

    Muy interesante y sugerente la catarsis, qué bien que volvieras al blogsito que ya tenías bastante abandonado!

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