En la presente
carta a la gerencia declaro inaceptable e inexcusable mi ausencia en este blog.
Llevaba meses buscando motivos “validos” para volver a escribir, buscando temas
“pichudos” para no aburrir a nadie, poniendo excusas que ni mi sombra se las creía,
y la verdad es que venía postergando (negando) por meses una realidad que era
el reflejo algo mayor que venía postergando por años: mi vocación es escribir. Y a continuación les
explico porqué el pedo mental…
He tenido
problemas de salud desde que nací, especialmente a nivel óseo. No voy a hacer
una lista de los defectos de fábrica porque nadie lee blogs tan largos. Cuando estaba
en la escuela, el ortopedista de toda la vida me dijo “usted tiene que buscarse
una profesión de escritorio”…y por muchos años, el dolor de cada una de las
lesiones, las lecciones de bully patrocinadas por mis compañer@s y mi propia represión
me lo confirmaban. Se me hizo un poco
cruel el comentario, especialmente por el impacto que puede tener una verdad así
en la motivación de cualquier un puberta que no sabe lo que le espera. Por
muchos años de escuela y colegio sufrí, lloré, me caí, me volví levantar, me caí otra vez y me levante una
vez más, siempre consciente de ser “una chiquita/muchacha con muchas
limitaciones” y de que el doctor tenía razón. El problema es que me limité
TANTO que me daba miedo hasta caminar y nunca me di la oportunidad de buscar
los espacios en los que no sólo no tenía limitaciones sino que podía sobresalir.
En este momento
de mi vida lloro (literalmente) de felicidad cuando puedo nadar 2 mil – 3 mil
metros sin parar, cuando me deslizo con el agua en la dirección y a la
velocidad que yo quiera, cuando nada me duele y mi única competencia soy yo,
cuando no escucho burlas externas ni pleitos internos, solo el agua dándome fuerzas.
Mi cuerpo es otro cuando estoy nadando (se mueve como yo quiero) y mi mente también
(sólo piensa varas bien tuanis). Ya no tengo miedo porque estoy en mi territorio.
Para muchos de
ustedes todo esto suena muy simple (cualquiera nada, sí), pero para mí esto es
la victoria pues los problemas no se acaban (marzo es el mes de las cervicales).
¿Y que tiene que
ver la escritura con todo este despiche? Nada pues…la conexión es bastante evidente.
Si Dios te da limones, comprate un Don Julio y un chifrijo…Mi santa madre me enseñó
a leer/escribir a los 4 años y desde ese entonces he tenido una facilidad
interesante para expresarme (sólo mediante textos porque en persona soy una
india insoportable) y sí, me gusta escribir, lo disfruto increíblemente, pero
no me limito sólo a eso y me costó
mucho entenderlo. Así que éste es mi mensaje para mi ortopedista: “usted
tiene que buscarse una profesión en Oratoria Motivacional”…NOT!
Estamos de vuelta!
;)