Muchas
veces me he preguntado ¿por qué a medida que avanzamos en añitos perdemos esa
habilidad hermosa que tienen los niños para decir la verdad? Esas cosas súper
incomodas y molestas, que desearíamos decir en vos alta pero por cuestiones de
protocolo social no nos atrevemos, llegan a carcomernos la vida entera cuanto
no las podemos decir. A veces no puedo dormir pensando al respecto. O bueno, en
realidad no es tan dramática la situación pero queeee bonito sería poder
sacarse esas “piedritas” del zapato.
Quiero
hablar de esto hoy porque recientemente me ví en una situación de esas y perdí
aproximadamente tres cuartas partes del hígado porque no pude hacer nada al
respecto. La cuestión es que estaba en el brete y tenía que agarrar el ascensor
del primer piso al tercero e iba un poquitín tallada de tiempo. Entro al
ascensor que me lleva la trampa y resulta que tenemos que parar en el segundo
piso porque 2 gordis con papas tostadas y un perro caliente en las manos (no
eran gorditas con un poquito de sobrepeso, sino un nivel de obesidad 1 o 2)
claramente no tenían la intensión de subir por las gradas. No solo duraron un
vergo en entrar al ascensor, sino que sostuvieron las puertas para despedirse
de la amiguis que estaba pasando por ahí y aparentemente no se iban a ver la
jacha por los próximos 20 años. En ese momento me hubiera encantado decirles
algo como “¿gordis por qué no se terminan las papitas mientras suben las gradas a ver si queman un
2% de las calorías que se están comiendo y me dejan a mí volver a mi oficina algún
día en la vida? gracias”
El problema
en una situación como esa es que hay ciertas “reacciones” consideradas políticamente
incorrectas, más que todo por cuestiones morales. Si lo vemos desde una
perspectiva un poco fría (objetiva), no hay nada extraño en ver a una persona
con sobrepeso comiendo comida chatarra y usando el ascensor para subir UN (1)
piso y pensar “por eso estás así”. No tiene nada de malo porque es verdad. Lo
que pasa es que si alguien se da el lujo de pensar eso en vos alta, queda como
el culo más hijueputa e insensible de la historia. Y quiero aclarar, no tengo
en lo absoluto ningún problema con eso. Cada quien hace de su culo una flor de
ayote, dice un compa, y respeto el estilo de vida que cada persona quiera
llevar. Mi punto es que si yo tuviera 6 años y estuviera en ese ascensor, probablemente
no hubiera tenido problema en “reaccionar” contra las muchachas.
Otro
ejemplo: La gente que se sube a un bus y no le da la gana caminar hasta el
final y hacer la hijueputa doble fila que siempre pide el chofersh! Yo puedo
entender una mama que se sube con la cría y ella no consigue campo y no quiere
dejarla sola, pero una hijueputa puberta que no camina para poder seguir
hablando mierda de carácter colegial con la amiga que se sento adelante???? Y
ojalá uno de mamatucas viajando con una pata en la grada y la otra en el hombro
del chofer. .. Anda caga mierdosa! A ella le decimos “¿Le pesa mucho el culo
mamita o es que no se puede despegar de la teta de la amiga? Mueva mueva que se
apelota!!”
Y así, los
dioses del Olimpo nos mandan…pruebas (¿pruebas?) todos los días. Yo
personalmente tengo una estrategia. Mido el nivel de sensibilidad de la persona
o de la situación. Si es un caso delicado, cierro la jeta, me llevo un colerón
y lo resuelvo con café. Si no es tan grave, recurro al sarcasmo (conocidísimo
como facilitador de mil verdades e insolencias) y le doy a los dioses su
merecido LOL ;)